Cuando el verdadero trabajo empieza por dentro
La mayoría de las participantes llegaron con una idea clara: aprender nuevas técnicas o practicar yoga de forma intensiva. Pero lo que encontraron fue mucho más profundo.
Este retiro no solo ofreció posturas y respiraciones, sino emociones, risas, lágrimas y momentos de introspección. De la mano de Mª José Vallés, del Centro Jade de Almassora, descubrimos que el yoga trasciende lo físico: es una práctica que sana la mente y las emociones, y que nos enseña a escucharnos desde otro lugar.
Rodeadas de naturaleza y con el murmullo del manantial El Mijares al fondo, cada respiración se volvió una conexión con el entorno. En ese silencio compartido brotaron sentimientos profundos, auténticos, transformadores.
La fuerza de lo humano en los retiros de yoga
Más allá de la práctica, lo que realmente marca estos encuentros es la conexión entre personas. Desconocidos que llegan sin expectativas terminan formando un grupo unido, compartiendo emociones, risas y vulnerabilidad.
Los retiros de yoga tienen ese poder: ayudan a soltar tensiones internas, liberar emociones y reconectar con uno mismo.
El programa transcurrió con calma, respetando los tiempos de cada participante. No había prisa. Solo la invitación a estar presentes y dejarse sentir.
Reír también es sanar
El cierre del retiro fue una experiencia inesperada: una sesión de risoterapia dirigida por Diego Mallén. Para muchas, era algo totalmente nuevo, pero pronto entendieron su magia. Entre carcajadas y miradas cómplices, comprendimos que el bienestar no depende de lo externo, sino de nuestra capacidad para crear momentos de alegría y conexión.
A veces basta una sonrisa sincera —la sonrisa del león— para transformar un día, un pensamiento o incluso una vida.
Así concluyó este viaje: un retiro que comenzó con el yoga y terminó recordándonos que el equilibrio real nace cuando cuerpo, mente y corazón se encuentran.
Társila Galdón Beltrán
Periodista
